
Ricardo Peidró es embajador de España, magnífico conversador y un verdadero experto en todos los géneros de novela negra. Su dedicación al deber no oscurece un ápice su agudo sentido del humor. Su trabajo y dedicación en Brasil y El Salvador dejaron huella en la acción de la diplomacia española ganándose un merecido destino en San Petersburgo, ciudad en la que mejoró su ruso y conoció a nuestro autor Pedro Chavero, quien siente una gran admiración por su cultura y carácter abierto.
No hacer mención a su compromiso social y a su ideología de izquierdas en esta reseña casi seguro que provocaría su rechazo. Sea dicho.